Renta variable
En la primera fase se utiliza un modelo cuantitativo desarrollado internamente basado en tecnología, inteligencia artificial y algoritmización que nos permite descartar más del 90% de las compañías en un universo formado por 20.000 activos. En esta primera aproximación se lleva a cabo una valoración del estado de cada negocio, analizando ratios como el ROCE, márgenes, crecimiento, endeudamiento y situación del balance, reduciendo el universo a los 1.200 activos de mayor calidad.
En la segunda fase se integran en el análisis una serie de filtros cualitativos que permiten seleccionar por una serie de ventajas competitivas las 400 compañías de mayor calidad organizadas en diez deciles. En esta parte del proceso se lleva a cabo un análisis de los costes de cambio, efecto red, marca, patentes, licencias, procesos, localización, activos únicos y economías de escala.
En la tercera fase se aumenta la profundidad del análisis financiero en cada una de las 400 compañías, incidiendo en ratios de valoración como la estimación de ventas, beneficios, líneas de negocio y flujos libre de caja que nos permiten obtener un potencial de revalorización para cada una de las acciones.
En la cuarta y última fase se estructura la exposición por sector, geografía y nombre construyendo una cartera formada por las 80 compañías de mayor calidad y potencial de revalorización. La cartera se estructura bajo un exhaustivo control del riesgo, dividida en cuatro cuartiles donde cada idea representa un peso del 2% en el primer cuartil, del 1,5% en el segundo, del 1% en el tercero y del 0,5% en el cuarto, resultando en la mejor relación calidad/rentabilidad/riesgo.